La revolución china del vehículo eléctrico: La perspectiva de un diseñador británico
Peter Stevens, uno de los diseñadores de automóviles más célebres del Reino Unido, ve el futuro del transporte en China rodando sobre ruedas eléctricas. Famoso por diseñar coches de carreras de alta velocidad para marcas como Lamborghini y Lotus, Stevens visitó recientemente Pekín en el marco de un programa del Gobierno británico que conecta a expertos británicos con industrias chinas. Lo que vio en las calles le sorprendió y le hizo vislumbrar un futuro propulsado por electricidad.
Epidemia de bicicletas eléctricas
Paseando por Pekín, Stevens no pudo evitar notar algo que falta en las ciudades europeas: "En Londres no se ve bicicletas eléctricas en todas partes. En París, lo mismo: no están en ninguna parte". ¿Pero en la capital china? Estaban por todas partes.
Esta observación le llevó a una importante conclusión: Las empresas chinas ya dominan el arte de diseñar y producir en serie vehículos eléctricos de dos ruedas. ¿El siguiente paso natural? Dominar el mercado de los coches eléctricos.
Ambiciones de China en materia de coches eléctricos
Stevens no es el único que ve este potencial. En el reciente Salón del Automóvil de Detroit, el fabricante chino BYD Auto llamó la atención con su F3DM, el primer coche eléctrico híbrido enchufable de la empresa. BYD, que actualmente produce 65% de las baterías de níquel-cadmio del mundo, tiene previsto lanzar un vehículo totalmente eléctrico a finales de año.
El Gobierno chino está impulsando esta revolución eléctrica con ambiciosos planes. Las autoridades pretenden convertir a China en el primer productor mundial de vehículos eléctricos en 2011, con un objetivo de 500.000 unidades anuales. Para impulsar su adopción, ofrecen importantes subvenciones, que cubren hasta 80% de los costes de determinados modelos. Un coche eléctrico Chery que normalmente cuesta 70.000 yuanes podría venderse por sólo 10.000 yuanes tras la ayuda del Gobierno.
Este agresivo impulso ya está dando resultados. La Asociación China de Fabricantes de Automóviles prevé que las ventas nacionales de coches alcancen los 10 millones este año, superando potencialmente a las de Estados Unidos.
Los inversores mundiales toman nota
Los inversores más avispados del mundo apuestan a lo grande por el futuro eléctrico de China. La reciente inversión de Warren Buffett lo dice todo: su empresa compró una participación de 9,89% en BYD por $1.800 millones de HK, según la revista Caijing.
Stevens cree que estos avances sitúan a China como líder mundial en vehículo eléctrico producción. Pero ofrece un consejo crucial a los fabricantes de automóviles chinos que quieren deshacerse de viejos estereotipos.

Diseñar una identidad única
"Para dejar atrás la reputación de imitadores", explica Stevens, "los fabricantes chinos tienen que desarrollar su propio estilo distintivo". Sugiere inspirarse en el rico patrimonio cultural chino para crear vehículos con auténtico carácter chino.
Imagine coches eléctricos con elementos de diseño de la arquitectura o el arte tradicionales: vehículos modernos que no puedan confundirse con nada que no sea chino. Esta conexión cultural podría convertirse en el arma secreta de China en la carrera mundial de los vehículos eléctricos.
El camino por recorrer
Desde las bicicletas eléctricas que abarrotan las calles de Pekín hasta los planes de fabricación respaldados por el Gobierno, todo indica que China va a la cabeza de la movilidad eléctrica. Gracias a su capacidad de producción, el apoyo del Gobierno y la creciente confianza de los inversores, el país parece estar preparado para liderar el mercado mundial de la movilidad eléctrica. vehículo eléctrico revolución.
Como demuestra la visita de Stevens, los expertos internacionales están tomando nota. La cuestión no es si China se convertirá en un actor importante en el sector de los vehículos eléctricos, sino con qué rapidez dominará el mercado y qué forma adoptará ese dominio.
Para los consumidores de todo el mundo, esto podría significar vehículos eléctricos más asequibles e innovadores. Para China, representa una oportunidad de redefinir su industria automovilística en sus propios términos. Y para diseñadores como Stevens, es la prueba de que el futuro del transporte se está escribiendo -y diseñando- en China.
